El teñido artesanal con materiales naturales es una actividad milenaria en la que se extraen pigmentos orgánicos de plantas, insectos y minerales. El color obtenido está determinado por el manejo de múltiples elementos y reacciones químicas que intervienen en este proceso.
Por sus características químicas, estos tintes tienen la virtud de dar color a fibras naturales como algodón, izote, lana, cáñamo, seda, entre otros, además no contienen componentes derivados del petróleo, perjudiciales para la salud y el medio ambiente.
Los primeros rastros del uso de tintes naturales se encontraron en China, aproximadamente en el año 2600 AC, posteriormente en la tumba del Rey Tutankamón y en la Edad Media, alrededor del año 1250 DC, también se encontraron pigmentos de colores en la vestimenta de Alejandro Magno.
Cabe señalar que, en la época prehispánica, la grana cochinilla tenía un gran valor para los antiguos mexicanos, pues le atribuían al color rojo connotaciones de fuerza, valentía y sacrificio, además de ser considerada un lujo por la dificultad de obtenerla.
La mayor concentración de artesanas y artesanos se encuentran en el ramo textil, agrupando un 54 por ciento de los 49 mil 696 maestros registrados en el Padrón Estatal de Artesanos del Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM).
Algunos de ellos realizan gabanes, quexquémetls, rebozos, blusas, guayaberas bordadas e incluso tapetes utilizando los tintes naturales.
Otra rama que preserva los tintes naturales son las fibras vegetales con un 20 por ciento de participación estatal, destacando desde canastas, sillas, bolsas de ixtle, complementos decorativos para el hogar, sillones, sillas, entre otros.
Son las artesanas y artesanos de mayor edad quienes, al desarrollar las actividades del teñido con plantas en el espacio familiar, heredan a hijos y nietos esta importante y sustentable tarea; sin embargo, se nota una disminución ocasionada por el uso de tintes químicos de fácil acceso, pero que no tienen un futuro sustentable ni una relación equilibrada con la naturaleza.
En la entidad, los colorantes naturales al alcance de las manos suelen ser principalmente aquellos de origen vegetal, como plantas, cortezas, flores, frutos, semillas y dentro de los objetivos está justamente no agredir al medio ambiente, reduciendo al máximo posible el uso de materiales contaminantes, optimizar costos de elaboración y obtener colores atractivos, destacando la grana cochinilla para obtener colores carmín o morados, diente de león para algunos tonos de verde, pericón, azufre, para lograr tonalidades amarillas, entre muchos más.
En este sentido, la calidad y el color del teñido con tintes naturales dependen de la preparación de las fibras, de la estación del año en que se recolectan las plantas utilizadas y del tipo de suelo en el que crecen, además de la forma en que se obtienen los extractos, los mordentes para fijar o intensificar los colores y los entonadores, así como del tiempo de cocción.
El IIFAEM invita al público a adquirir artesanías elaboradas con tintes naturales a través de las Tiendas de Artesanías “Casart”, apostando por un mundo más sostenible, además de apoyar la economía familiar de las y los artesanos, reduciendo los impactos medioambientales.