Columna Con sentido | Por Horacio López
miércoles 24 de julio del 2024
En otra fatídica decisión, este 2024 el gobierno de México destinó al Tren Maya 24 mil 98 millones de pesos de recursos que estaban etiquetados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para la atención al cambio climático.
Ello, pese a que para este año se tenía planeado emprender acciones institucionales para frenar los efectos de la contaminación ambiental.
Se trata del segundo año consecutivo en que la federación usa los recursos para el anexo en materia de cambio climático en el Tren Maya: en 2023 se etiquetaron más de 93 mmdp de ese rubro a la obra, en tanto que en 2024 van 24 mil millones; es decir, 117 mil millones de pesos en total.
Esta información que detalla hoy el periódico El Universal, no es un tema nuevo. Diversos colectivos de ambientalistas nacionales y extranjeros han señalado desde el inicio de la obra que ésta ya generó una devastación ambiental sin precedentes en la zona, con efectos irreversibles.
Greenpeace, una de las organizaciones más famosas del mundo, ha señalado que durante la construcción se han talado más de 10 millones de árboles, de daños a sistemas de agua dulce del país, así como la afectación a la Selva Maya.
También ha alertado sobre posibles colapsos del suelo kárstico, contaminación por diésel del agua limpia en Quintana Roo y también de derrumbes de sistemas de cuevas.
Además, señala que el paso del tren a lo largo de sus mil 500 kilómetros de ruta, representa una amenaza potencial a la salud de las poblaciones de jaguares por la edificación, además de la fragmentación de la selva como la Reserva de la Biosfera de Calakmul en Campeche.
Una obra con esos alcances negativos debería obligar a sus promotores a compensar el daño con acciones tendientes a reforestar, al tratamiento de aguas residuales, entre tantas acciones más, que son urgentes y obligadas. Sin palabras.